Sella, una escapada perfecta para desconectar en el interior de Alicante
Auténtico sabor rural, naturaleza, rutas senderistas, un rico patrimonio cultural y mucha historia son algunos de los elementos que esconde Sella, en Alicante. ¡Planea ya tu próxima escapada!
En el interior de Alicante, entre Benidorm y Alcoy, está la pequeña localidad de Sella, con increíbles vistas de la Sierra de Aitana y un bello entorno natural. Por su privilegiada situación geográfica, alrededor de la montaña, y provista de abundantes fuentes, ha sido lugar de asentamiento de distintas civilizaciones a lo largo de los siglos.
Sella es cultura viva y, a principios de verano, suele celebrar una muestra de productos típicos. Además, los domingos es habitual ver partidas de pilota valenciana, cuentan con una romería a Santa Bárbara en diciembre y, en octubre, durante las fiestas patronales, hacen procesiones al amanecer acompañadas de rondallas. ¡Y no olvides degustar su magnífica gastronomía!
Qué ver en Sella
Uno de los monumentos más importantes de Sella es su castillo, de origen almohade y con restos cerámicos de origen íbero. Todavía se conserva una muralla del siglo XII y parte del patio de armas. En el siglo XVIII se construyó una ermita dedicada a Santa Bárbara y, hasta las primeras décadas de 1900, el conjunto monumental contó también con una torre del castillo reconvertida como casa del ermitaño. Todo el conjunto está declarado como Bien de Interés Comunitario y Bien de Relevancia Local.
Otro punto significativo de Sella es la iglesia de Santa Ana, construida sobre una antigua mezquita en varias fases. La edificación actual es de los siglos XVII y XVIII y en su interior se encuentra la imagen de la Divina Aurora, patrona de Sella. Destaca también un lavadero público de 1927, que representó un punto de encuentro al que se acudía a lavar la ropa, y en el que hay un elemento curioso: una pila reservada para la ropa de los enfermos.
Por último, están la torre y palacio de la Baronía, un conjunto construido por la familia Calatayud, barones de Agres y Sella desde 1507, como símbolos de su dominio señorial de estas tierras. La torre se construyó entre 1530 y 1563, para la defensa y custodia de la baronía y sus pobladores. El palacio es posterior, de los siglos XVII o XVIII, y algunos de los elementos más característicos son su patio interior y las ventanas que daban a la iglesia, formando parte de un conjunto que dominaba todo el casco urbano: torre, palacio e iglesia.
Historia de Sella
El término de Sella ha tenido presencia humana desde hace milenios. Prueba ello son las pinturas rupestres encontradas en la Fuente del Arco. Sin embargo, el origen del pueblo actual está en la época de los íberos, y su presencia se ha visto marcada por el río Sella, en el que confluyen Tangarina y Seguró. La cultura que más influencia ha dejado en el lugar a lo largo de los siglos ha sido la islámica, con el sistema de riego o la característica morfología urbana del municipio.
Desde el siglo XIII, los árabes estuvieron sometidos al poder cristiano, hasta que, en 1609, fueron expulsados definitivamente y Sella quedó despoblada. El barón de Sella decidió repoblarlo con gente de la huerta de Alicante y otras zonas próximas.
Entre los siglos XVIII y XIX, Sella tuvo un gran incremento demográfico, con lo que mejoró la calidad de las casa y, además, empezaron a construirse las grandes masías que se pueden ver en todo el término. Sin embargo, a finales del siglo XIX y principios del XX se produjeron los primeros éxodos a otras ciudades y a partir de los años 60 quedó nuevamente casi despoblada, pero hoy en día puede estar orgullosa de vivir del turismo y de contar con la presencia de mucha gente que se replantea la vuelta a los pueblos en búsqueda de una mayor calidad de vida.