Tobarra, en Albacete, cuando la pasión por el tambor puede con todo
¿Modificarías el día del cambio de hora para poder tocar una hora más le tambor? En Tobarra lo han hecho. Descubre esta curiosidad y mucho más sobre este municipio albaceteño.
Formando parte de los Campos de Hellín, en el sur de la provincia de Albacete, nos encontramos el municipio de Tobarra, a unos 47 kilómetros de la capital. En un relieve prácticamente llano y cuyo centro urbano se alza a unos 630 metros sobre el nivel de la mar, situada entre los cerros de San Cristóbal y San Sebastián, la población está rodeada de una huerta fértil en la que destaca el cultivo de frutales.
Son muchos los motivos que nos llevan a visitar Tobarra, pues cuenta con un patrimonio artístico de gran valor. Sus orígenes parecen ser antiquísimos, ya que en su término se han hallado restos prehistóricos y un enterramiento ibérico en la Hoya de Santa Ana. Pero si por algún acontecimiento es famosa esta localidad es por su Semana Santa, declarada de Interés Turístico Nacional.
La Semana Santa de Tobarra
Los actos religiosos de la Semana Santa de Tobarra tienen su máximo exponente el día de Viernes Santo con la procesión al Calvario. Participan doce hermandades que salen desde las iglesias de la Asunción y de San Roque. Al llegar a la cima del Monte Calvario tiene lugar la Bendición de Jesús Nazareno, con su brazo articulado, a los cuatro puntos cardinales. Este brazo articulado se maneja con un mecanismo que hay debajo del trono y reservado para los miembros de una familia que tienen la responsabilidad, año tras año, de mover el brazo que da la Bendición.
Es, sin duda, uno de los momentos clave de la Semana Santa en Tobarra en el que se han llegado a congregar alrededor de 30 000 personas. Al finalizar la Bendición, las hermandades regresan juntas a la Plaza de España donde se repite la Bendición. Según el cronista oficial de la villa, Guillermo Paterna, el origen de esta costumbre parece situarse en los inicios del siglo XVIII, con la colocación del Vía Crucis al Calvario por los franciscanos.
Pero si hay un elemento que distingue a Tobarra en su Semana Santa es, sin duda, su tamborrada. Desde las tres de la tarde del Miércoles Santo hasta las 12 de la noche del Domingo de Resurrección cientos de tambores no paran de sonar. En total 104 horas ininterrumpidas. Desde 2018, la tamborrada de esta localidad está considerada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Curiosidades de Tobarra
Los tambores que utilizan los habitantes de Tobarra son, mayoritariamente, artesanales, de diferentes tamaños, composición y forma de tocar. Alguno de ellos son auténticas obras de arte que pueden contemplarse en el primer Museo del Tambor del mundo, con más de 50 piezas procedentes de distintos lugares, principalmente de países europeos y del continente africano, destacando un tambor forrado de Kenia, un tambor en piel de reptil indonesio o un tam-tam tallado sobre tronco ahuecado de Camerún.
En 2024 la tamborrada de Tobarra se ha convertido en noticia en todo el territorio nacional y no sólo por sus sonidos. La noche de Sábado Santo a Domingo de Resurrección se realiza el cambio de horario que se efectúa todas las primaveras para dar paso al horario de verano. Pues bien, en Tobarra realizarán este cambio el domingo a las doce de la noche, cuando finalice la tamborrada. Si lo hicieran el sábado, sus 104 horas de tamborrada se convertirían en 103. Los taborreños no quieren romper la tradición, así que durante 24 horas comparten horario con las Islas Canarias en 2024.
Además de disfrutar de los sonidos del tambor y de visitar el museo a él dedicado, no podemos dejar de recorrer la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, reconstruida de la original que se realizó entre 1546 y 1616. Es un templo gótico de una sola nave declarado Bien de Interés Cultural y que alberga una magnífica talla de la Virgen de la Dolorosa, obra de Francisco Salzillo. También está considerada Bien de Interés Cultural la ermita de la Encarnación y del Cristo de la Antigua, que sorprende por su gran variedad decorativa. Un artesonado mudéjar del siglo XIV, bóvedas gótico-renacentistas y pinturas murales de diferentes estilos en sus capillas pueden visitarse en cualquier momento, respetando los horarios de culto.