La villa medieval de Jorquera, un recinto amurallado desde el siglo XII
La imagen de Jorquera desde la lejanía impacta por su ubicación en lo alto de una majestuosa atalaya y el cauce del río Júcar en el fondo. Pero recorrer sus calles te adentrará en una apasionante historia a través de los siglos.
Situado en la provincia de Albacete, en plena ribera del río Júcar y a 47 kilómetros de la capital, se encuentra el municipio de Jorquera. Una ciudad amurallada, enclavada en lo alto de un cerro. Este pequeño pueblo de la comarca de La Manchuela invita a disfrutar de paisajes únicos, monumentos históricos y alojamientos exclusivos.
Solo por su ubicación, asomado en lo más alto de una imponente atalaya y el cauce del Júcar a su alrededor con aguas azul turquesa, entendemos que en otros tiempos se trató de una fortaleza defensiva. Jorquera es una auténtica villa medieval, rodeada de murallas almohades del siglo XIII con una historia digna de contar.
La historia de Jorquera
Al igual que otros pueblos, la historia de Jorquera tiene influencia de diferentes culturas: visigodos, romanos, musulmanes y cristianos dejaron aquí su huella. Sin embargo, la localidad alcanzó un gran esplendor durante el período musulmán. El recinto amurallado almohade data del siglo XII y su castillo construido en el siglo XI se convirtió en la principal fortaleza de la Hoz del Júcar. Este castillo fue el centro administrativo de la comarca en la época musulmana y, según la tradición, El Cid Campeador se hospedó en él cuando se dirigía a Valencia.
En 1212 Alfonso VIII consiguió conquistar definitivamente Jorquera y las localidades de alrededor adscribiéndolas a la jurisdicción de la ciudad de Cuenca, rigiéndose por su Fuero. Sin embargo, fueron los musulmanes los que construyeron un sistema de riego que hoy en día se sigue utilizando. Se trata de una gran obra de ingeniería que servía y sirve para dotar de agua a las tierras de la ribera del Júcar y que permitió un gran avance para el desarrollo de la agricultura en aquella época.
Las casas de Jorquera fueron edificándose en el límite de la atalaya, algunas rozando el abismo. Todo aparece ante nuestros ojos en perfecta simbiosis con el entorno, aunque algunas zonas del cañón alcanzan los doscientos metros de altura. Una vez recuperados de la visión de su aspecto y situación, procederemos a visitar el casco urbano con la buena orientación que desde la Oficina de Turismo de Jorquera nos ofrecerán para visitar los lugares más interesantes.
Qué ver en Jorquera
El principal atractivo turístico de Jorquera es su castillo. La entrada es libre y gratuita, si bien es necesario saber que en la actualidad es el cementerio del pueblo, por lo que se necesita ser respetuoso en su visita. La fortaleza presenta varios recintos defensivos y entrelaza la zona cristiana en la parte inferior alrededor de la torre de Doña Blanca. Esta torre, edificada a mediados del siglo XV, fue junto con otra hoy desaparecida la que defendía la entrada al pueblo, aunque la tradición señala que fue construida para mantener cautiva a una dama llamada Doña Blanca y hoy es centro de exposiciones. La visita al Castillo de Jorquera va necesariamente unida a la visita de sus murallas almohades en un buen estado de conservación.
El edificio religioso más importante es la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVI. Comenzó a construirse en estilo gótico, pero se puede observar elementos de estilo renacentista. El barroco también tiene su lugar en las capillas laterales de los siglos XVII y XVIII. Se trata de un templo de nave única que guarda algunas interesantes obras como una cruz procesional del siglo XVI y un lienzo de “La contemplación del cuerpo de San Francisco”. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1992.
Paseando por sus calles podemos observar casas con escudos nobiliarios labrados en la fachada como el escudo de los Tomás-Alarcón, el escudo de los Ortega u otro de linaje desconocido datado en el siglo XVII. El Ayuntamiento de Jorquera posee dos plantas con balconada y una bella rejería en sus ventanas inferiores. Justo al lado, encontramos la casa del Corregidor del siglo XVIII, de dos plantas y en cuya fachada encontramos el escudo del Marqués de Villena y el de la villa. Labrada en piedra encontramos la fecha de su construcción: 1724. En su término municipal, merecen ser visitadas también las ermitas de San Cristóbal, San Roque y la de Nuestra Señora de Cubas, patrona de la villa. Desde todas ellas, las vistas que se ofrecen bien merecen un paseo.
