Aýna o la “suiza manchega”. Descubre el porqué de esta denominación.
Enclavado en los más profundo de la garganta del río Mundo, en el llamado estrecho del Gargantón, Aýna asoma a un balcón natural de roca.
En plena Sierra del Segura, en la provincia de Albacete y sobre el río Mundo, se encuentra enclavado el pueblo de Aýna. En la falda del monte San Urbán, como escalando sus laderas, el lugar es conocido como “la Suiza Manchega” y, no es para menos, ya que, gracias a las aguas del río y la extensa vegetación de la sierra, en esta zona se plasma un majestuoso paisaje entre serranías, cascadas y páramos.
Su entorno presenta abundante vegetación, huertas en terrazas en las laderas del monte, agua, mil colores en otoño y nieve en invierno. Según un pergamino fechado en 1565 firmado por el rey Felipe II, Aýna obtuvo entonces el título de villa independiente del concejo de Alcaraz, ciudad a la que estuvo ligada durante siglos. Su nombre fue en origen “ayn”, que significa fuentes escondidas, dando origen a “Ayna” al castellanizarse. Desde 2010, y de acuerdo con la nueva ortografía de la RAE, su nombre aparece con tilde.
Qué ver en Aýna
Callejeando por el casco urbano descubriremos rincones sorprendentes. Sus calles estrechas, escalonadas, con curvas, adaptándose a la orografía del lugar y sus casas de fachadas blancas nos transportan a épocas pasadas y entornos diferentes. Pero si queremos realizar una visita muy satisfactoria, lo mejor es acudir a la Oficina de Turismo de Aýna, donde se pueden concertar visitas guiadas por el casco urbano para descubrir con detalle la historia de uno de los pueblos más bonitos de Albacete. Esta oficina se encuentra en una de las salas de La Casa-Museo Etnológico de Aýna. Se trata de la reproducción de una casa antigua de la zona, de tres plantas y sótano, con cocina, dormitorio, zaguán, cuadra y “la cámara” con utensilios del campo. Todos los objetos que se exponen son originales y han sido cedidos por los vecinos.
La iglesia Santa María de lo Alto es la iglesia principal del pueblo, construida sobre la antigua Ermita de la Virgen de la Raja de principios del siglo XV de la que se conserva la torre. Morada de la patrona de la localidad, fue inaugurada en 1953. En ella destacan las pinturas del altar que realizó Cruz José Calderón en 1953 tomando como modelos a personas del pueblo para realizar las caras de los personajes del mural. Destaca también la imagen del Niño Jesús Resucitado (“El Niño a la Pata Coja”), copia de una desaparecida del discípulo de Salzillo, Roque López. Esta imagen procesiona por las calles del pueblo el Domingo de Resurrección.
La Ermita de Nuestra Señora de los Remedios posiblemente fue una sinagoga judía que paso a formar parte del patrimonio cristiano tras la reconquista en el siglo XIII, y hasta 1953 fue la iglesia parroquial. El interior es de planta rectangular, de una sola nave y su elemento más destacado es la techumbre de madera de tradición mudéjar del siglo XVI. Declarada Bien de Interés Cultural en 1992, alberga en la actualidad el Centro de Interpretación de “Amanece, que no es poco”, un museo dedicado a esta película de humor surrealista de José Luís Cuerda que se rodó en Aýna, donde se encuentran infinidad de elementos y curiosidades relativos al rodaje de este film. En una de las rutas que podemos realizar se visitan los lugares y escenarios en los que se filmaron varias escenas. Visitaremos también la Ermita de Santo Cristo de las Cabrillas, del siglo XVIII y los restos del Castillo de la Yeda, fortificación musulmana del siglo XII.
El entorno de Aýna
Los alrededores de Aýna deparan al visitante hermosos lugares a descubrir. Destacamos la llamada Cueva del Niño, donde se hayan las más antiguas pinturas rupestres de la provincia, del Paleolítico Superior, de unos 15.000 años a.C. Poder contemplarlas requiere una reserva con antelación en la Oficina de Turismo siendo la visita obligatoriamente guiada. El Rincón de la Toba, con paredes que superan los cien metros de altura, nos presenta el manantial de la Toba, una preciosa cascada situada en la ribera del río Mundo a las faldas del pueblo.
El Mirador del Diablo, a un kilómetro y medio del casco urbano y situado en el llamado estrecho del Gargantón, nos da una panorámica de todo el valle, el pueblo de Aýna y toda la vega del río Mundo. Las vistas nos llevan a comprender por qué de la denominación “la suiza manchega”. A primera vista observaremos el cerro de los Picazos con su virgen en lo alto y, justo debajo, el nacimiento del arroyo de la Toba y la cascada.
Si al visitante le interesa la astronomía, no puede dejar de acudir al Mirador astronómico del Cañón del Río Mundo. Esta zona se encuentra en territorio Starlight, es decir, un lugar ideal para la contemplación del cielo estrellado. Desde 2003 se celebra el evento AstroAyna que reúne a un gran número de aficionados. El mirador se encuentra sobre una de las grandes montañas que rodean Aýna y sus vistas son impresionantes. Por otro lado, señalar que existen nueve rutas de senderismo y dos paseos urbanos que nos descubrirán rincones bellísimos de la zona. También dispone de 25 sectores con más de 300 vías de escalada deportiva cuyos principales muros se encuentran próximos a la villa y a lo largo del cauce del río Mundo.
