Las Salinas de Añana, en Álava
Con el nombre de Valle Salado de Añana se conoce a un fantástico paraje alavés que ha permanecido inalterado desde más de dos milenios.
Hace millones de años, en el mismo lugar donde se encuentra actualmente el municipio alavés de Añana, se encontraba el mar de Tetis. Tras miles de años, finalmente las tierras acabaron emergiendo, pero la sal del agua del océano quedó atrapada, originando el Valle Salado y las Salinas de Añana, en euskera Gesaltza Añana.
Llevan el nombre del municipio donde se encuentran, Añana, que se encuentra a sólo 25 minutos en coche de la ciudad alavesa de Vitoria-Gasteiz, y a sólo 15 minutos de la localidad burgalesa de Miranda de Ebro. Y todavía más cerca, a 12 minutos, se halla la población alavesa de Sobrón, cuyo bello entorno natural está protagonizado por el Embalse de Sobrón.
Con siete mil años a sus espaldas, las Salinas de Añana son, sin duda, la fábrica de sal más antigua el mundo, y siguen funcionando y elaborando al año una media de 175 toneladas de sal. Y lo mejor de todo es que este mágico, antiguo y salado paraje puede visitarse.
El Valle Salado y las Salinas de Añana
Aunque hace sólo 40 años que estas impresionantes salinas estuvieron a punto de desaparecer, actualmente son un importante recurso económico que gira en torno a la sal, además de un estupendo recurso turístico.
Y es que, para empezar, las Salinas de Añana nos ofrecen un alucinante paisaje, constituyendo un auténtico monumento al aire libre. Está integrado por más de 5.000 eras, que así se llaman las plataformas sobre las que se vierte la muera, el agua salada, para la obtención de sal por evaporación solar. Y gracias a una original y enorme red de canales de madera se distribuye el agua hasta los puntos más alejados del Valle Salado.
En el año 2017 el Valle Salado fue declarado Patrimonio Agrícola Mundial por parte de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), pasando a formar parte del Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial. Se trata del único paisaje europeo que posee esta distinción, la cual ya han conseguido otros impresionantes lugares del planeta, como los arrozales de China o los cultivos de azafrán de Kashmir.
Visita a las Salinas de Añana
Como recurso turístico, las Salinas de Añana y el Valle Salado constituyen una experiencia de lo más singular y completa. Para empezar, podremos descubrir uno de los conjuntos arquitectónicos, paisajísticos, arqueológicos, geológicos e históricos más especiales del mundo.
Además, tendremos la oportunidad de hacer una completa visita al Valle Salado y conocer cómo es el proceso de elaboración de la sal; de descubrir a través de una cata los distintos tipos de sal que existen, o de realizar una ruta muy especial sumergiéndonos en el auténtico corazón del sistema, el manantial de Santa Engracia.
También podremos participar en los talleres familiares y convertir a los más pequeños, y a los mayores, en salineros por un día. Y, finalmente, podremos experimentar los beneficios para la salud de la sal a través de su Spa Salino. Integrado por un pediluvio y un maniluvio al aire libre, podremos sumergir los pies y las manos en salmuera, disfrutando de las propiedades terapéuticas de los baños de salmuera.