El Dolmen de la Chabola de la Hechicera, un lugar de lo más especial y mágico en la Rioja Alavesa

Belén Valdehita
Belén Valdehita 09 Agosto, 2024

El Dolmen de la Chabola de La Hechicera es uno de los dólmenes más importantes de Euskadi, y probablemente sea el más grande y el mejor conservado de toda la zona.

Dolmen de la Chabola de la Hechicera
El Dolmen de la Chabola de la Hechicera se encuentra en la Rioja Alavesa, en un precioso paraje con vistas a la Sierra de Cantabria y rodeado de viñedos. Imagen: Belén Valdehita.

El Dolmen de la Chabola de la Hechicera, conocido en euskera como Sorginaren Txabola, es un destacado monumento megalítico ubicado en el municipio de Elvillar, dentro de la comarca de la Rioja Alavesa en el País Vasco, España.

Este dolmen de corredor es uno de los más relevantes del País Vasco, y destaca por su excelente estado de conservación y por su importancia histórica. Forma parte del Conjunto Monumental "Dólmenes de las tierras bajas del Territorio Histórico de Álava" y está protegido como Bien de Interés Cultural desde su descubrimiento.

El hallazgo inicial, en el año 1935, fue realizado por Álvaro de Gortázar, residente de la localidad de la Laguardia y fundador de la Sociedad de Amigos de Laguardia, quien informó del descubrimiento a José Miguel de Barandiaran. Las excavaciones en sus cercanías han revelado una variedad de artefactos antiguos, incluyendo hachas, fragmentos de cerámica y aros, así como restos humanos.

¿Cómo es el Dolmen de la Chabola de la Hechicera?

El Dolmen de la Chabola de la Hechicera se encuentra integrado en el paisaje de Lanagunilla, entre los ríos San Ginés y Quintanilla, a una altitud de 620 metros sobre el nivel del mar. Construido aproximadamente hace 5000 años por comunidades neolíticas dedicadas a la agricultura y ganadería, este sepulcro colectivo fue utilizado hasta hace unos 3000 años, durante la Edad del Bronce.

Dolmen de la Chabola de la Hechicera
Rodeando el Dolmen de la Chabola de la Hechicera hay un montículo de piedras al que no está permitido acceder. Imagen: Belén Valdehita.

El monumento está compuesto por tres partes principales: el túmulo, la cámara y el corredor. Originalmente, el túmulo era una colina semiesférica de piedra con un diámetro de 32 metros y una altura de 4 metros. La cámara funeraria está formada por 9 losas verticales y una losa de cubierta, utilizada para depositar los restos mortales. El corredor, orientado hacia el sur-sureste, consiste en un pasillo formado por 5 losas con una losa transversal que sirve de entrada.

Durante las excavaciones arqueológicas, se recuperaron los restos de 39 individuos junto con sus objetos personales. Estudios y dataciones posteriores han indicado que este sitio estuvo activo durante el Calcolítico, Eneolítico, Edad del Bronce y período romano.

Fiestas y leyenda de la Chabola de la Hechicera

El nombre del dolmen, la Chabola de la Hechicera, proviene de una leyenda local que lo vincula con una figura mítica, asociada comúnmente con una hechicera. Según la tradición, en las mañanas de San Juan se podían escuchar cánticos y voces que parecían provenir del monumento, sin que nadie estuviera presente. Los habitantes de Elvillar, a sólo 10 minutos de Laguardia, afirmaban que era la hechicera quien cantaba, y que aquellos que miraran hacia ella podrían petrificarse y unirse al monumento megalítico.

Dolmen de la Chabola de la Hechicera
Relacionada con el Dolmen de la Chabola de la Hechicera circula una leyenda que habla de una hechicera que cuentan que habitaba en la zona. Imagen: Belén Valdehita.

Durante las festividades locales en honor a Nuestra Señora de la Asunción y San Roque, que se celebran la noche del 14 y 15 de agosto, tiene lugar el evento conocido como Akelarre. Este evento, originalmente realizado en el Dolmen de la Chabola de la Hechicera, ha sido trasladado a la plaza de Elvillar por razones logísticas.

El Akelarre conmemora la leyenda de un grupo de brujas que habitaron en el dolmen y fueron juzgadas y quemadas en la hoguera durante el Proceso de Logroño por la Santa Inquisición. Las festividades del Akelarre incluyen danzas centradas en el macho cabrío, un círculo de brujas que interactúan con el público y la aparición de una bruja descendiendo desde el campanario de la iglesia que domina la plaza de Elvillar.

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