PONTEDEUME (A Coruña)
Introducción
A medio camino entre las ciudades de Ferrol y A Coruña, nos encontramos con este pequeño pueblo costero, que guarda la desembocadura del río Eume en la ría de Ares.
La villa es fundada en 1270 con el apoyo del rey Alfonso X el Sabio, aunque en una región poblada desde muchísimo tiempos atrás.
En la parroquia de Castrelo se encuentran restos del castro del que procede su nombre, que nos sitúan en la Edad de Hierro. Así como posteriores yacimientos de los tiempos romanos, que nos hablan de la importancia de la zona.
Como enclave estratégico gozó de la atención de los nobles medievales, en especial de la Casa de los Andrade a la que pertenecían aquellas tierras, quienes nos dejaron algunas de sus obras en la región.
Con una población que a penas alcanza los 8.000 habitantes, se ofrece como destino tranquilo, en un entorno de verdor que invita a ser recorrido.
Aproximándonos
La AP-9 o Autopista del Atlántico, es la vía rápida que une el sur gallego desde Tui y Vigo, hasta Ferrol. Al pasar por Pontedeume, nos permite llegar a esta localidad de una forma cómoda.
También existe una ruta ferroviaria, que recorre la costa y disfruta de un encanto especial.
Como siempre se nos presenta la opción de acercarnos por carreteras menos transitadas, dejándonos caer en los pequeños pueblitos salpicados por estas comarcas.
Si salimos desde Ferrol, como si lo hacemos desde A Coruña, nuestra ruta nos llevará junto a sus rías. Ya que tanto la ría de A Coruña, como la de Betanzos, Ferrol y Ares, se juntan todas ante el Atlántico.
Con un paisaje de montes verdes, pequeñas huertas y ese silueta tan especial que forman las rías contra el mar; llegaremos a nuestro destino.
Atractivos
Podríamos considerar a Pontedeume vinculada al turismo desde el medievo, pues es otro de esos enclaves que los peregrinos recorrían en su ruta a Santiago de Compostela.
En este caso hablamos del Camino Inglés, que era el que seguían principalmente los anglosajones llegados en barco a los puertos de Ferrol y A Coruña, para luego comenzar su caminata hacia la tumba del apóstol.
El nombre de Pontedeume tiene un origen evidente, Puente del Río Eume, construcción que dotó de importancia a la villa desde el pasado.
El actual puente, que une la orilla de Pontedeume con la del pequeño pueblo de Cabanas, fue construido en el siglo XIX. Sustituyó este a uno mucho más antiguo, del siglo XIV, ordenado levantar por Fernán Pérez de Andrade.
Aquel puente medieval contaba con dos torres en las que se hallaban una capilla y un hospital para los peregrinos.
Hay indicios de que en tiempos romanos existía otro más antiguo y que del mismo modo fue sustituido.
Los Andrade poseían en la villa un palacio, perteneciente al estilo de los tradicionales pazos gallegos de los siglos XIV y XV. Lamentablemente tan solo queda el torreón, al que llaman Torreón de los Andrade.
Con una altura de 11 metros destaca notablemente en la llamada Plaza del Conde, que ocupa los terrenos en donde se hallaba el pazo y su finca., y en la que hoy se abre la mayor plaza de Pontedeume y se encuentra el edificio de su gran mercado.
La torre se emplea como oficina de turismo, además de Centro de Interpretación de la noble familia.
El mayor templo de la villa es la Iglesia Parroquial de Santiago. Esta es original del siglo XVI, aunque recibió mejoras posteriores. La fachada es típica del barroco gallego y en el interior nos deslumbra con un retablo renacentista dorado de mediados del siglo XVI y un bello ciclo de pinturas sobre tabla de la pasión, de clara inspiración gótico-flamenca.
Junto a la iglesia podremos ver los restos de la muralla medieval que custodiaba la villa.
Además de la visita a su legado histórico, es obligado el trazo gastronómico. Galicia disfruta de una excelente oferta en este sentido y Pontedeume, así como el resto de la comarca del Eume, no nos fallarán.
La mezcla de río y mar se nota en el menú, que añade la fauna fluvial a la más típica marítima de los pueblos costeros gallegos. Mención aparte su famosa costrada, una receta de la localidad que se presenta con una masa dura en capas dividiendo distintos tipos de carne, pescado o marisco. Según cuentan, es originaria de Italia, y fueron unos monjes quienes la trajeron hace más de tres siglos.
Pontedeume es un pueblo pequeño, que se recorre con paso tranquilo. Por eso ponemos nuestros ojos en las aguas y tierras aledañas, donde hay mucho aún por ver.
Por un lado tenemos la posibilidad de disfrutar del piragüismo, que nos da una perspectiva maravillosa de esta comarca. Por otro están las diversas rutas de senderismo a pie.
Gracias a estas podremos acercarnos hasta la Capilla de San Miguel de Breamo, a dos km de la villa. Es esta una hermosa iglesia románica vinculada a los templarios y situada en un monte considerado sagrado antes de la llegada del cristianismo.
Otra nos lleva al Castillo de Nogueirosa, que fue dominio de la mencionada Casa de los Andrade. Su soberbia torre del homenaje se alza gobernando la región y su posición amurallada nos hace soñar con aquellos tiempos de caballeros y batallas.
Pero si hay un lugar que debe recorrerse y que por él mismo hace merecer cualquier visita a Pontedeume; es el Parque Natural de las Fragas del Eume. Una maravilla de bosque autóctono junto a la ribera que el río ha ido excavando entre los montes, ocupando un espacio de unas 9.000 hectáreas en un estado de exuberante naturaleza.
Los aromas, el bello sonido del río al pasar, la luz jugando entre los verdes ramajes del profundo bosque; todo ello despierta en nosotros una reverencia ancestral y nos regala su caricia revitalizadora, tan necesaria en nuestras vidas urbanas.
Hay cuatro rutas distintas para adentrarse en este gran paraje, pero la más recorrida es la que lleva hasta el Monasterio de San Juan de Caaveiro.
Este bello edificio ha sido restaurado y su visita con guía es gratuita. Sorprende encontrarlo en mitad de semejante arboleda, elevado sobre una peña. El conjunto románico respira de esa magia que le confiere su entorno y se suma a ella.
Quizá las mejores fechas para visitar Pontedeume sean la primera semana de Julio, cuando celebran una feria medieval en el casco antiguo de la villa. Y en septiembre, durante las Fiestas de las Peras, que es la más importante y dura casi una semana.
Por último mencionar que en esta comarca se pueden encontrar estupendos arenales, playas amplias y hermosas. Pero siempre que uno esté acostumbrado a las aguas atlánticas, mucho más frescas que las mediterráneas. Sobretodo al estar tan al norte.
Conclusion
Cuando naturaleza, monumentos históricos y buena mesa se juntan en un solo lugar; sin duda este merece la visita.
Pontedeume los reúne y sabe mostrar.
Tanto para una breve escapada, como para disfrutar los festejos de la villa o para hospedarse en ella unos días; se une sin duda a esa amplia lista de pueblos españoles que uno debe conocer.