Camelle, un pequeño pueblo con encanto en la Costa da Morte
Incursiones por mar, naufragios y hasta un anacoreta alemán viviendo en sus tierras. Podría parecer el guión de una película, pero se trata de la historia de Camelle, un hermoso pueblo en la costa gallega.
Situado en la espectacular Costa da Morte gallega, en la provincia de A Coruña y perteneciente al Ayuntamiento de Camariñas, encontramos el pueblo de Camelle, un mágico enclave para visitar, disfrutar y conocer su historia si nos adentramos por este magnífico entorno.
Su situación privilegiada, con un pequeño y bello puerto, nos contará sucesos con vikingos, cazadores de ballenas, desastres de naufragios, pero también nos hablará del trabajo dedicado a la pesca de su población y de la solidaridad de sus gentes, gracias a las cuales salvaron sus vidas numerosos marineros náufragos frente a sus costas.
Incursiones y naufragios en Camelle
Durante la Edad Media, Camelle recibió numerosas invasiones, así que sus habitantes estaban preparados para refugiarse en zonas especialmente diseñadas para este fin, como el Alto da Gurita. Según cuenta la tradición oral, en una de estas incursiones, los habitantes de Camelle pintaron los árboles con barro, prepararon una gran emboscada y, naturalmente, la victoria fue local. Hacia el final de la Edad Media, junto con Malpica y Caión, Camelle se convirtió en uno de los primeros puertos balleneros fundados por pescadores vascos. Aún se recuerdan nombres como el de los capitanes García de Olaso y Sarrondo, naturales de Zarautz (Guipúzcoa) y Clemente del Campo, de Luanco (Asturias).
Al igual que el resto de poblaciones de la Costa da Morte, Camelle ha sido testigo de numerosos naufragios. Hay muchos documentos históricamente testificados que muestran la solidaridad de los vecinos ante estos desastres, en los que pusieron en riesgo su propia vida para salvar al mayor número de náufragos. Uno de estos naufragios fue el del buque inglés City of Agra en 1897, del que se conserva la campana en la iglesia del Espíritu Santo. La actitud heroica que demostraron los habitantes de Camelle y Arou, localidad muy próxima, trajo como consecuencia su condecoración por parte de la Corona Inglesa.
El 10 de febrero de 1902, el también barco inglés Yeoman se empotró contra A Pedra do Porto durante la madrugada, cuando la mayoría de sus tripulantes dormían. La mayor parte de la tripulación pudo sobrevivir gracias a la valentía y generosidad de los habitantes de Camelle. En el mismo lugar, la noche del 12 de enero de 1915 también naufragaba el barco español Natalia. La gente del pueblo pudo salvar a sus 35 tripulantes. También el petrolero ruso Boris Sheboldaev, el 20 de agosto de 1934, que no tardó más de media hora en romperse en dos al encallar en A Pedra do Porto. Durante la noche se salvaron a 28 de los 41 tripulantes, el resto fueron salvados al día siguiente. Pese a navegar con sus tanques vacíos, el accidente provocó la primera conocida como ‘marea negra’ en la Costa da Morte y, durante más de un año, no se pudieron consumir pescados ni mariscos de la zona.
Man de Camelle, historia de un anacoreta
Entre los atractivos turísticos de Camelle, encontramos la historia y el museo de Manfred Gnädinger (1936–2002), conocido por sus habitantes como Man o ‘el alemán de Camelle’, que llegó al pueblo con 26 años. Después de numerosas vicisitudes, este pintor, filósofo y escultor, decidió vivir en un terreno cedido por los vecinos y, ayudado también por su mano de obra, construyó una pequeña vivienda frente al mar sin luz ni agua corriente. Se identificó con el entorno y apenas vivía de nada en permanente unión con la naturaleza. En esta vivienda montó su particular museo de pinturas y esculturas, la mayoría al aire libre, utilizando las mismas rocas y orografía de su entorno. Con el paso del tiempo fue preciso realizar un paseo y un espigón y, aunque sus protestas no tuvieron eco, se tumbó sobre el hormigón fresco y dejó la huella de su cuerpo, que pasó a formar parte del museo.
El 16 de noviembre de 2002 su museo quedó inundado por la primera oleada de fuel del Prestige. Man declaró que aquello no debería limpiarse nunca por ser un episodio de la historia que nos haría recordar quién es el hombre, “porque el hombre no quiere ni a los hombres, ni al mar, ni a los peces, ni a la playa”, afirmaba. El 28 de diciembre de 2002 falleció y en la mente de los habitantes de Camelle queda el recuerdo de este personaje, que amó este rincón de la naturaleza gallega y que no pudo soportar su destrucción.
En los últimos años, se ha comenzado un proyecto de recuperación y catalogación de la obra que ha podido ser recuperada: gran parte de las libretas, fotografías, diarios y esculturas. El resultado de este trabajo se puede ver en el museo de la Casa do Alemán. También se puede ver una colección de piedras, huesos de animales, artes de pesca y otros objetos que le trajo el mar, todo perfectamente conjuntado, donde predominan las formas esféricas y circulares de colores vivos. El museo se puede visitar todos los días excepto el lunes, que permanece cerrado. Es una muestra del homenaje de los habitantes de Camelle a una persona que supo ganarse su confianza e integrar su particular forma de vida en este rincón de la costa gallega.